La obra atemporal de Oscar Castillo

La obra del artista Oscar Castillo es y refleja una posición atemporal, muy distante de la ambición a la atención y reconocimiento público. Al artista no le interesa otra cosa que el valor estético en su obra y esto de una manera extremadamente inhabitual.

La obra encuentra sus raíces en la extensa tradición pictórica, así como en la cultura mexicana y particularmente en la cultura oaxaqueña, de donde el pintor proviene. De estas raíces nace algo extraordinario: los cuadros revelan una peculiar y permanenta atmósfera, que habla sobre algo que va más allá de los elementos pictóricos. Esta atmósfera no es entendible a través de la fuerza del sonido de las gamas de colores, ni se deja decifrar en las táctiles y ásperas superficies del cuadro, ni en la curiosa y fascinante iconografía. Mejor dicho estos elementos se entretejen y condensan en algo, que nos enfrenta como una viva esencia. Parte de esta esencia se presenta en una muy conciente y mágica atmósera, la cual nos invita, conjurando, a sumergirnos en un extraño y sin embargo intuido universo. Un universo cuyos cálidos sonidos pictóricos y simbolismos hemos acaso olvidado ?. Asi de cercano aparece un mundo místico, mítico, leyendas e historias. Pero que en cuyas vicencias no se encuentra tradición alguna. Los cuadros no remiten a nada. Ellos han nacido directos de la vida y de la mágia desplegada sobre cada uno de sus días. Y precisamente por eso son tan sinceros, tan vivos, palpitantes y autónomos, inagotables, tan cercanos.

Castillo traciende la antigua tradición artistica, la que entiende al arte como un medio de expresión de lo no discursable. Su trabajo traciende también la función del arte como espacio reflexivo de vivencias e imaginación del espectador. Justamente en esto radica el valor y significado contemporáneo de su trabajo: deja atrás la dependencia del arte de un contexto artístico que se basa en la presentación pública. La obra de Castillo no encuentra su principio y gusto en ser presentados, sino en ser causa y efecto. Esta exige una autonomía sin concertaciones. Asi el pintor toma literalmente al acto creador. No imita a la naturaleza, sino crea lo vivo con sus propios medios: los medios de la pintura, los cuales lleva a su última vívida esencia.

Fargmento del Ensayo : Vom Wesen der Kunst zur Natur des Menschen.  (De la naturaleza del Arte a la naturaleza del Ser). De la artista y critica de arte Uli Hamprecht. Berlin, 2010

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